Erich MielkeErich Mielke

Las visitas que recibían, sus contactos, sus diálogos, su pasado… El poderoso Ministerio de Seguridad de la Alemania Oriental llevó un pormenorizado registro de los chilenos exiliados en ese país, una vigilancia tan férrea como la que grafica la película «La vida de los otros» estrenada esta semana (ver págs. 71 y 72)El polémico filósofo Víctor Farías tuvo acceso a las actas de la Stasi y en este artículo detalla lo que encontró en ellas respecto de figuras como Carlos Altamirano y la familia Puccio, además del matrimonio Dávalos-Bachelet. 


Escribe Víctor FaríasYa desde 1975, cuando en los veranos inciertos de Berlín Occidental huíamos con los tres niños para encontrar en España algo de lo nuestro, debíamos cruzar los miles de kilómetros que abarcaba el Estado Alemán de los Trabajadores. Nos llamó siempre la atención que la Grenzpolizei en la frontera demorara casi una hora en permitirnos el tránsito. Entonces sólo se me vino a la mente buscar las razones en mis trabajos con el gran dramaturgo alemán Frank Patrick Steckel y con Thomas Brasch, uno de los mejores líricos de la RDA y contestatario decidido.

En 1990, ya derribado el muro, recibí un informe de que en los archivos de la Stasi también había un acta «Víctor Farías», así como de muchos otros chilenos que no tenían vínculo alguno con el «paraíso de los trabajadores». Recibí el permiso para examinarla y allí pude ver, cuidadosamente registrados, detalles sobre cada uno de nuestros viajes al «extranjero socialista», incluso datos y fotos de nuestros niños, muy menores entonces, y el registro del retorno.

Muchos chilenos izquierdistas que asistían a mis clases en Berlín Occidental me solían dar detalles sobre la omnipresencia de la Stasi, incluso de los agentes chilenos que trabajaban «informalmente» para ella. Uno de ellos iba años más tarde a quitarse la vida. Vivimos 30 años a pocos metros de una zona boscosa cruzada por el enorme muro y en las noches se oían las ametralladoras automáticas que confundían los conejos y zorros con seres humanos que desesperadamente buscaban la libertad.

En el 2000 solicité la autorización para examinar las actas de todos los chilenos que se asilaron en Berlín Oriental a partir de 1973. Por ahora, quisiera hacer referencia sólo a las actas de la familia Puccio, de Jorge Dávalos, su entonces contrayente Verónica Michelle Bachelet (ver página 17), y la de Carlos Altamirano.

Las actas revelan el grado monstruoso del control ideológico y político al que estuvieron sometidos incluso chilenos marxistas ortodoxos y defensores entonces de un régimen que ellos legitimaban y aceptaban. Yo había escuchado entre tanto de las sorpresas de la familia del secretario general de los comunistas chilenos, Luis Corvalán, en Moscú, al descubrir micrófonos en su dormitorio, pero no me imaginaba que los comunistas alemanes y su Ministerio para la Seguridad irían más lejos.

Osvaldo Puccio padre: Se temía atentado de ex GAP

El acta de Osvaldo Puccio padre tenía el mayor interés en registrar que él, secretario de Salvador Allende, y su jefe, decidieron rendirse durante el sitio a La Moneda del 11 de septiembre de 1973 y que fueron condenados a muerte por el GAP por intentarlo.

El acta revela que la Stasi no sólo espió sistemáticamente, sino que también cuidó a Puccio, controlando constantemente a varios miembros del GAP avecindados en la RDA.

El acta dela Stasi sobre Osvaldo Puccio hijo y los informantes revelan no sólo que era un excelente y disciplinado estudiante, que escribía una sólida tesis filosófica marxista leninista sobre «La dialéctica de los intereses de clase y las relaciones de clase», que recibió incluso un premio dotado de un viaje a la Unión Soviética, sino que entre tanto había desarrollado notables aptitudes de comerciante. Zapatillas, bicicletas y toda clase de artículos deportivos eran su especialidad y construía una red de ventas en Chile, Brasil, Colombia, Andorra y España con artículos de camping.

Altamirano: Férrea vigilancia a «Robert»

El acta de Carlos Altamirano (BSTU 000018 y siguientes) pertenece al Departamento Central II y fue llevada al más alto nivel. Para entenderla en su contexto hay que relacionarla con las actas anteriores al 11 de septiembre de 1973 conservadas en el Buró Honecker y el Comité Central del partido SED, que he dado a conocer en «Salvador Allende: el fin de un mito», y que revelan su trabajo coordinado con Carlos Prats y Luis Corvalán para preparar la intervención armada utilizando el material soviético entonces embarcado y la entrega masiva de los depósitos de armas del Ejército a los obreros.

A partir de los primeros días de septiembre de 1973 todos los actos de Altamirano van a ser registrados con tal grado de confidencialidad, que en ellos él va a ser designado invariablemente sólo con su nombre clandestino: «Robert». La serie de actas que comienza el 30 de noviembre (BSTU 000019 y siguientes) se refiere ante todo a «las medidas respecto al camarada secretario general del PS, CA, en el contexto del operativo «Anschlag» (Golpe)» coordinadas por cuatro coroneles de la Stasi» (HA II Kratsch; HU-A Täger; HA-PS Colditz, y HAXX Ludwig).

La Stasi afirma «haber detectado planes para un atentado contra Robert que debe realizarse en diciembre de 1973 por personas del entorno de A. y agentes de la Junta Militar de Pinochet infiltrados en el PS (…). Se recomienda:

1. Una conversación-informe a A. a fin de coordinar procedimientos;

2. Conveniencia de que no abandone territorio RDA (…)

3. Limitación de los contactos con emigrantes chilenos, visitas y amigos.

Todo encuentro debe ser vigilado y analizado por fuerzas PS aquí entrenadas. Todos sus choferes deben ser controlados y preparados para cualquier situación».

Debe destacarse que buena parte del acta es material fotográfico de personas, casas, instrumentos. En una primera fase de Anschlag, A. debe habitar un departamento para la pareja. «Ante todo preparar una central de logística secreta en la cercanía del departamento ubicado en el piso 16; examen minucioso de cada visitante. En el edificio se debe posicionar numerosos informantes inoficiales».

Datos incluían hasta número y tipo de puertas del departamento

En otras actas (BSTU 000023) del 16 de diciembre se detalla el plan para proteger «la persona Robert»; el diálogo con él y su esposa conducido por el coronel Janicke y el camarada Reuter; la designación de los choferes para sus cuatro automóviles (Mercedes, Volvo, Wolga y Lada) con cambio frecuente de matrícula.

«Robert debe ser cuidado además por una unidad especial antiterrorista… Permanecerá en Navidad en su domicilio para recibir amigos y parientes que vienen preferentemente de París», se señala. Se da también datos sobre número y tipos de puertas, seguros, timbres de muchos botones y usables con sistemas de luces según la urgencia, contactos telefónicos directos entre la casa y los cuarteles, teléfonos y dictáfonos también interconectados.

«La habitación (departamento) vecina a Robert debe ser ocupada por el servicio de seguridad y hay que sacar de ella a otro dirigente del PS que la ocupa. Debe romperse la muralla que las separa y dotarlas de puertas que impidan la transmisión de sonidos. Todos los vecinos son fotográficamente controlados».

La patológica política de control iba a alcanzar su cénit cuando la pareja es trasladada a una exclusiva villa privada en Berlín-Karlhorst. En un diálogo del 3 de mayo (BSTU 0000 47) se informa a Robert del sistema de control y el entorno de sus camaradas de partido. Todas las casas vecinas son puestas bajo el control de las «unidades antiterroristas».

Inquietud despiertan las frecuentes visitas a Robert de una chilena denominada H. («¿se trata de una traductora?», pregunta el coronel mayor Bauer, y agrega que mantiene amplias relaciones con otros exiliados). El acta 000056 del 14 de noviembre de 1977, comunica la «inocencia» de los vínculos.

La crítica situación del PS cuando estaba a punto de dividirse

El acta del 28 de noviembre informa sobre las facciones que componían el caótico e ineficiente Partido Socialista: «Los ultraizquierdistas conducidos por Adonis Sepúlveda; los derechistas de Aniceto Rodríguez, manejados por la socialdemocracia alemana, y las fuerzas marxista-leninistas de Rolando Calderón y Clodomiro Almeyda». Altamirano es centrista «y se equilibra entre todos ofreciendo cosas a Rodríguez y defendiéndose de los ataques ultraizquierdistas… Si -como lo promete- renuncia al PS, éste se dividiría en facciones (BSTU 000067).

Notables son las actas que describen la residencia final de la pareja Altamirano Viollier, en particular sus eventuales vecinos, las posibilidades de emprender ataques desde allí, los enrejados eléctricos que se ocultan, los metros que separan puertas y corredores interiores, el tipo de metal de las puertas del jardín, las salidas y entradas al garage, los tipos de faroles que iluminan las calles contiguas.

Se precisan las posibilidades de escape, se detalla cada uno de los vecinos de las casas circundantes, sus vínculos con personas del «extranjero socialista», y en el caso de los ancianos, se dan detalles «sobre su conducta durante el gobierno de Hitler», adjuntando un listado por profesión o situación social.

En 1979 se registran nuevos datos sobre Altamirano, en una época en que ya habitaba su noble residencia privada parisina, en la más que exclusiva Ile de Saint Louis: «El informante Wiesner comunica que de la habitación de Altamirano (en Berlín) éste ha sustraído objetos para llevárselos al extranjero; entre otros, el equipo estéreo de la esposa, figuras antiguas de madera y otros…».

Suicidio de un guardia: «no percibieron el hecho»

Hacia el final del acta se lee una información tan escueta como siniestra: «El 28 de junio de 1977 se suicidó con un disparo en la sien uno de los guardias en la casa desde la que se vigilaba el objeto. Ni los habitantes de la casa ni los vecinos percibieron el hecho…» (BSTU 0000145).

El 10 de noviembre de 1980 se comunica el cierre definitivo del acta y su envío al archivo.

El examen de ésta y las otras actas pone de manifiesto el carácter de un sistema político repulsivo por el que lucharon los mencionados acá… el mismo que los chilenos y su historia tuvieron el mérito de no aceptar.

Anotaciones sobre Bachelet y el informe de Dávalos

El archivero se mostró extrañado de que no se hubiese elaborado un acta individual de Michelle Bachelet y que ella apareciera mencionada tan sólo en la de su marido, Jorge Leopoldo Dávalos (MQS Allg. P4321/81). En cambio, sí me entregó un documento relativo a ella provisto de una sugerente anotación, que «prohíbe entregar ulterior información sobre sus actividades» (auskunftsperre).

Más allá de eso, de acuerdo a los documentos a los que sí tuve acceso, la vigilancia de la Stasi a la pareja Dávalos-Bachelet fue la «normal». Para casarse, tuvieron que solicitar autorización a la Oficina Chile Antifascista, que veía la situación de los chilenos.

Esta declara a la Stasi «no tener objeciones para la celebración del matrimonio», a la vez que «solicita autorización para que el señor Dávalos y la señorita Bachelet puedan hacerlo sin presentar los documentos usuales, por ser asilados políticos y no poder recibirlos de Chile». No obstante, se consigna que ambos poseían pasaportes chilenos regulares.

El acta Stasi de Dávalos es detallada. Revela las circunstancias de su ingreso a la RDA en 1974 y su contacto con el Comité Central y su representación: «Asumía trabajos ilegales para el PS ya durante el gobierno de Frei y de uso conspirativo. En abril de 1974 recibió formación conspirativa ulterior en Argentina».

El acta revela que él fue observado constantemente por colaboradores chilenos. En el informe número 103/78 (BSTU 000019) «una fuente inoficial nos comunica que en una reunión del PS en Potsdam, D. afirmó que el PS chileno no es un partido marxista-leninista y que sólo se trabajó con los comunistas por la peculiar situación de Chile. Culpó de los errores al Partido Comunista, el que desorientó al Presidente Allende particularmente en la política económica.

No se sabe si sus opiniones son aceptadas por otros socialistas, pero se está investigando porque D. asume públicamente sus posiciones. Muchos están escandalizados. Por otro lado, en la reunión siguiente, dedicada al 45 aniversario del PS, se leyó un documento del camarada Carlos Altamirano en el que se dice que el PS es un partido leninista desde hace 11 años.

El documento fue leído y comentado por Dávalos, suscribiéndolo. Interrogado en privado por nuestra informante, él respondió que «no se puede decir la opinión propia en todas partes». Ella agregó que el partido iba a ocuparse del asunto (…) Durante el gobierno de Allende, Dávalos trabajó en la ilegalidad para el PS, a tal punto de que pocos socialistas lo conocen.

Dice haber trabajado conspirativamente en el sector «seguridad». Por razones del secreto conspirativo se negó a entregar detalles sobre sus actividades actuales. Trabaja en la fábrica de ingeniería de Teltow, pero no se cuenta entre los más diligentes. Abandona con frecuencia su puesto, bajo el pretexto de preparar actos de solidaridad y conferencias» (BSTU 000032 y siguientes).

La Segunda.